Paul Auster es invisible

Lo que voy a contar ni es un sueño ni me lo he inventado. Me pasó ayer en perfecto estado de lucidez. Creo que no me había tomado ni una cerveza todavía. Estaba tomándome una hamburguesa orgánica y una limonada tan ricamente en la 7 avenida de Park Slope cuando de repente veo cruzando la calle hacia mí a un individuo tras unas gafas de sol que se parece sospechosamente a un tal Paul Auster. Las posiblidades de que realmente fuera Paul Auster eran altas ya que inmediatamente me di cuenta de que Paul Auster vivía cerca de donde yo me encontraba. Lo curioso es que yo me había sentado en esa terraza para comer algo antes de entrar en una librería cercana con la intención de comprar algunos libros que me habían recomendado, entre los que no se encontraba ninguno de Paul Auster.

El posible Paul Auster seguía cruzando la calle hacia la acera en la que yo me encontraba y con un gesto que podría recordar al cowboy que desenfunda su revolver en pleno duelo, saco la cámara del bolso y disparo para dejar constancia de semejante encuentro. El movimiento fue muy rápido pero el paso del supuesto Paul Auster fue más rápido aún y dobló la esquina para desapecer de mi vista. Pensé que sería demasiada coincidencia que Paul Auster hubiera entrado en el mismo local en el que yo estaba mientras comprobaba el resultado de la foto a lo paparazzi que acababa de hacer. Nada, no me servía de prueba de nada, se me había escapado del encuadre. Esta es la foto, el primer fracaso.

Paul Auster cruzó la calle desde la acera de enfrente y desapareció por la izquierda del encuadre.
Un tanto excitado por la visión que acaba de tener y un pelín frustrado por haber fallado en el intento de foto, termine rápidamente lo poco que me quedaba en el plato para pagar lo antes posible y asomarme al interior del local por si Paul Auster se había sentado en alguna de sus mesas. Nada por aquí, nada por allá. Se había esfumado. Seguí buscándole por la acera por la que le había perdido la pista durante unos 100 metros pero fue inútil. Decidí dirigirme a la librería, en la acera de enfrente, diciéndome que las posibilidades de encontrarme con Paul Auster en la misma librería eran mucho mayores que las de cualquier otro de mis días. Tampoco hubo suerte. Decidí tomármelo con calma. llevaba una lista de la compra con sugerencias de unos ocho libros de los que finalmente sólo me llevé una novedad: "The flame throwers", de Rachel Kushner. Improvisé llevándome uno de Raimond Carver al que pretendo leer por primera vez en V.O. y otro de, cómo no, Paul Auster. En una de las estanterías me encontré con la mayoría de sus libros y elegí "Invisible".

Salí de la libería diciéndome algo así como bueno, no tengo la foto de Paul Auster pero me llevo este libro de recuerdo. Mire a ambos lados y decidí seguir bajando en dirección hacia donde había visto desaparecer a Paul Auster. Y ahora viene lo mejor. Camino unos 20 metros y me encuentro al mismo supuesto Paul Auster  tras sus mismas gafas de sol caminando por la acera en la que yo me encuentro y acercándose hacia mí. No me preguntes ni cómo ni por qué pero de repente me vi inmerso en una de sus novelas. Yo acacaba de comprarme un libro de Paul Auster que se titula "Invisible", salgo de la librería y se me aperece Paul Auster, más visible que nunca. Y seguía sin tomarme ni una cerveza, que conste. Total que decidí en una milésima de segundo convertirme en uno de sus personajes y perseguir a Paul Auster; para ver qué pasaba, y sobre todo para tratar de hacerle una foto para poder contarlo.

Cámara en mano doblé una esquina para dejarle pasar y seguirle por detrás. El plan era hacerle alguna foto de espaldas para no llamar la atención en plan paparazzi que me parece vergonzoso además de bochornoso. Paul Auster siguió subiendo la calle, yo me puse a seguir sus pasos a una distancia prudencial y con el morbo añadido de que yo tenía que hacer un trabajo fino de perseguidor al ser Paul Auster mi perseguido, especialista entre otras cosas, en perseguidos y perseguidores. Le sigo pero no le hago la foto porque no me parece reconocible por detrás y pienso que nadie me va a creer si hago la foto y digo que era Paul Auster. En estas, Paul Auster se mete en una tienda de vinos y licores, yo paso frente al escaparate de la tienda, miro discretamente al interior pero apenas veo alguna forma moviéndose en el interior. Sigo avanzando y espero unos metros más adelante hasta que salga de la tienda. Estoy decidido a hacer la foto.

Paul Auster sale de la tienda con sus gafas de sol, sigue subiendo calle y arriba y se detiene en el escaparate de la librería en la que yo me acababa de comprar su libro "Invisible". Sigue calle arriba, yo acelero un poco el paso, no es que piense que ahora es él quien me sigue, pero por si acaso. Mientras camino pienso que lo mejor será meterme en una tienda y hacer la foto cuando Paul Auster pase a la altura de la puerta de la tienda y hacerle la foto de perfil. Me meto en una pequeña cafetería de barrio y mientras el camarero me recibe a pregunta limpia, yo le respondo medio de espaldas ("Sí, con azúcar y leche") pendiente del momento en el que Paul Auster pase a un metro escaso de mí y hacer la foto. Paul Auster aparece al otro lado del cristal y disparo. Por si acaso no sale en la foto, como en el primer intento, sigo a Paul Auster con la cámara aprovechando que la cafetería es todo ventanal y disparo otras dos fotos antes de que Paul Auster vuelva a desaperecer del encuadre que veo desde el interior de la cafetería. Una chica que observa la jugada me sonríe.

El camarero me sirve el café y mientras me tomo el primer sorbo compruebo en la cámara el resultado. Y otro vez la magia invisible ha hecho de las suyas. No ha habido manera de fotografiar a Paul Auster. O el disparador de mi cámara es demasiado lento para fotografía detectivesa o Paul Auster es invisible a las cámaras de fotos. Esta es la foto del segundo intento. Segundo fracaso.

Paul Auster desapareció por seguna vez por la izquierda del encuadre.
Quizás la chica me sonrió consciente de lo inútil de mi intento de fotografiar a Paul Auster. La fotógrafa Diane Arbus dijo algo así como que estaba convencida de que había cosas que nadie hubiera llegado a ver si ella no las hubiera fotografiado. Pongo la cita original porque la traducción no es lo mío: "I really beleive there are things which nobody would see unless I photographed them." Y yo diría tras esta experiencia de no poder fotografiar a Paul Auster que dependiendo del contexto, en una fotografía se puede llegar a ver lo que no está en la fotografía. En este caso yo veo a Paul Auster en las dos fotos, aunque él no este de cuerpo presente en ellas, no sé si me explico. Aunque quizás ampliando las fotos a lo "Blow up" aparece Paul Auster en algún reflejo, quién sabe.

Para rizar el rizo, las dos siguientes fotos que intenté hacer a Paul Auster desde el interior de la cafetería, ya me parecieron el colmo de lo invisible. Una foto como velada en blanco y otra casi en negro total, la desaparición total. Un fotograma en blanco y otro en negro. No sé si tomármelo como un inoportuno error de cámara debido a mi torpeza e inexperiencia como paparazzi, los nervios, o si tomármelo como una señal. Pero, ¿una señal de qué?  Escribiendo este texto me he encontrado con estas palabras de Paul Auster:

"La cámara fotográfica se convierte, como dirá Paul Auster, en una forma de hacer desaparecer el mundo, una técnica para encontrar lo invisible".

Me parece que tengo volver a esa cafetería, a esa librería, a esas aceras para ver si me vuelvo a encontrar con Paul Auster y me explica de qué va todo esto de lo invisible.

Foto en blanco con Paul Auster desapareciendo calle arriba.

Foto en negro con Paul Auster desapareciendo calle arriba.

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