Post anti Snow
”No soy un
profesional. Mis pinturas son realizadas por un cineasta, la escultura por un
músico, las películas por un pintor, la música por un cineasta… a veces todo
funciona junto […]”. Y otras
veces no funciona nada, digo yo. Más que nada porque me ha caído más bien mal
el multidisciplina-star Snow a partir de una visita a su exposición MICHAEL
SNOW. SECUENCIAS.
En mitad de la
visita guiada con la que recorrí la exposición, la guía en cuestión me advirtió
que no estaba permitido hacer fotos al verme enfocar con mi móvil una de las
obras de Snow. Me reconoció que la prohibición había sido impuesta por el mismo
Snow. Ejem, me dije, qué borde el artista éste. Además, había sido reconocido
mundialmente por una película, por llamarla de alguna manera, en la que nos
deleita con un zoom continuo y lento hasta la exasperación de 45 minutos que
filma, con cámara fija, el recorrido el estudio del artista. El emblemático
film “Wavelength” (1967).
Una de las obras
Snow que va adaptando a cada ciudad que le acoge esta exposición es la de una
filmación con cámara fija de una calle cercana con todo el trajín de
transeúntes que van pasando sin saberse filmadas y simultáneamente expuestas en
una de las pantallas de la exposición. Como si proyectara imágenes robadas de
una cámara de seguridad instalada en una calle cercana. Que conste que por el
tamaño de la pantalla, se podía reconocer fácilmente a la gente filmada.
Le pregunté a la
guía que nos hizo el recorrido entre pantallas, instalaciones sonoras y demás
genialidades, por aquella “obra” en concreto. ¿Cómo había solucionado el tema
de filmar y exponer imágenes del río de gente que transitaba por La Rambla sin
permisos ni derechos de imagen ni nada que se le pareciera? La chica me explicó
que al tratarse de una “obra artística” el artista en cuestión no se vio
obligado a pedir permiso. Me habló de una especie de vacío legal similar al que
se da en las filmaciones de cámaras de seguridad, que nos filman continuamente
sin nuestro consentimiento.
O sea, que Mr. Snow
no pide permiso para filmar a la gente que pasa por la calle y lo utiliza como
obra y al mismo tiempo no permite hacer fotos de sus obras… Un pelín contradictorio el tema, ¿no???
Especulé con la guía la posibilidad de demandar al artista por haberme filmado
y expuesto mi imagen sin mi consentimiento, porque yo había pasado por el
encuadre de aquella cámara, yo había sido expuesto en la exposición que estaba
visitando. Se trataba de un experimento para ver cómo se hubiera defendido Mr.
Snow en caso de que se hubiera tenido que defender. Un puro juego. Pura
curiosidad. Y al mismo tiempo un desafío a un artista reconocido y mimado por
el circuito. La guía me reconoció con una media sonrisa que era un tema
controvertido y por similitud, me contó que las chicas que cuidaban las salas
de la exposición se habían planteado demandar a Mr. Snow por otro motivo, en
este caso sonoro. Se quejaban del excesivo volumen y ruido al que el artista
les sometía en alguna de las instalaciones sonoras el recorrido… Una tortura
sonora, hora tras hora, día tras día… Y la exposición duraba cerca de cinco
meses… Nunca había pensado en las exposiciones desde el punto de vista de los
taciturnos y misteriosos cuidadores de las salas de arte… Deben de soñar con
las obras que cuidan durante el día, deben de pesadillar con ellas, deben de
alucinar de verlas, mirarlas y oírlas tantas veces…
Total, que hubiera
sido interesante haberme compinchado con las cuidadoras de arte para demandar a
Mr. Snow pero finalmente me incliné por la vía fácil y más inmediata. Decidí
vengarme de Michael Snow haciendo fotos prohibidas de su obras para publicarlas
en este blog y cerrar así (o abrir) el círculo vicioso de las imágenes robadas.
Son fotos de la instalación cinematográfica “Little Walk” (1964), que tiene su
gracia y pertenece a la serie “Walking Woman”. Ha sido un placer Mr. Snow.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarLa profundización filosófica, cuando se da en estas formas y cuando se supone que la obra en sí es "conceptual", lo importante es, en la medida de lo posible, difundir esa reflexión a la que el artista ha llegado, sino cómo pretende el artista transformarse y a su vez transformar. Ademas, como el artista justifica la existencia de la obra sino difunde la misma. Yo le preguntaría a Snow: de qué nos sirve hacer arte para transformar, ya sea las formas de representación y/o el espectador, si el mismo artista no empieza por transformarse a sí mismo?
ResponderEliminarGracias por difundir :)
Sí, me pareció poco honesto por su parte. Si no se transforma él, ya nos ocuparemos nosotros de transformarlo, o al menos de intentarlo. Gracias por el comentario.
ResponderEliminar